Churchill: el discurso de «sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor»Debemos recordar que estamos en las fases preliminares de una de las grandes batallas de la historia, que nosotros estamos actuando en muchos puntos de Noruega y Holanda, que estamos preparados en el Mediterráneo, que la batalla aérea es continua y que muchos preparativos tienen que hacerse aquí y en el exterior. En esta crisis, espero que pueda perdonárseme si no me extiendo mucho al dirigirme a la Cámara hoy. Espero que cualquiera de mis amigos y colegas, o antiguos colegas, que están preocupados por la reconstrucción política, se harán cargo, y plenamente, de la falta total de ceremonial con la que ha sido necesario actuar. Yo diría a la Cámara, como dije a todos los que se han incorporado a este Gobierno: «No tengo nada más que ofrecer que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor».
Tenemos ante nosotros una prueba de la más penosa naturaleza. Tenemos ante nosotros muchos, muchos, largos meses de combate y sufrimiento. Me preguntáis:¿Cuál es nuestra política?. Os lo diré: Hacer la guerra por mar, por tierra y por aire, con toda nuestra potencia y con toda la fuerza que Dios nos pueda dar; hacer la guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro y lamentable catálogo de crímenes humanos. Esta es nuestra política.
Me preguntáis; ¿Cuál es nuestra aspiración?. Puedo responder con una palabra:Victoria, victoria a toda costa, victoria a pesar de todo el terror; victoria por largo y duro que pueda ser su camino; porque, sin victoria, no hay supervivencia. Tened esto por cierto; no habrá supervivencia para todo aquello que el Imperio Británico ha defendido, no habrá supervivencia para el estímulo y el impulso de todas las generaciones, para que la humanidad avance hacia su objetivo. Pero yo asumo mi tarea con ánimo y esperanza.
Estoy seguro de que no se tolerará que nuestra causa se malogre en medio de los hombres. En este tiempo me siento autorizado para reclamar la ayuda de todas las personas y decir: «Venid, pues, y vayamos juntos adelante con nuestras fuerzas unidas.
Discurso de Churchill a la Cámara de los Comunes13 de mayo de 1940 La importancia histórica de este personaje comenzo ... Cuando Hitler invadió Polonia en septiembre de 1939, el Reino Unido y Francia y conjuntamente Nueva Zelanda y Australia declaran la guerra a Alemania. Después de la derrota de Polonia y tras medio año de relativa tranquilidad, en la primavera de 1940 Dinamarca, Noruega, Holanda, Bélgica y Francia fueron ocupadas por los alemanes. En mayo, Winston Churchill, el principal detractor de la política de apaciguamiento, que se había vuelto a unir al gabinete de gobierno en 1939, reemplazó a Chamberlain como presidente de un gobierno de guerra (1940-1945). A principios de 1941, Estados Unidos, todavía neutral, aprobó el Programa de Préstamos y Arriendos para ayudar al Reino Unido.
El curso de la guerra cambió con la invasión alemana de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en junio de 1941 y el ataque japonés a Pearl Harbor en diciembre de 1941. Churchill forjó entonces la ‘Gran Alianza’, junto al líder soviético Iósiv Stalin y al presidente de Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt, contra Alemania, Italia y Japón
La rápida evolución en favor de la URSS en la Europa oriental, como consecuencia de la situación postbélica y la presencia del Ejército Rojo, determinó una amplia área de influencia comunista cuya imaginaria línea demarcatoria, que iba de Stettin a Trieste, recibió de Churchill la gráfica denominación de "telón de acero". El 5 de marzo de 1946, el Primer Ministro Británico Winston Churchill dijo "… desde Stettin, en el Báltico, hasta Trieste, en el Adriático, una cortina de hierro ha descendido a lo largo del continente".